viernes, 14 de octubre de 2016

BCN - VLC . Octavio Paz

Preferiría ir en tren, pero con la mierda de servicio que hay entre Barcelona y València, siempre acabo cogiendo el avión. Claro que lo del avión, a veces, no es mucho mejor.

No sé si habéis hecho alguna vez el trayecto. Es un avión "miniwini". Enano. Incómodo. Cualquiera diría que es de juguete. En vez de hélices parece que le hayan colocado dos ventiladores. Claro que como lo mantengo yo con la mente, como si no se los ponen. 

El caso es que una amiga me contó una vez que tuvo sexo en uno de estos vuelos. Sexo del bueno me dijo. En el baño, claro.

Hoy me he acordado de aquello y, cuando ha despegado el avión, me he desabrochado el cinturón y he ido al aseo a imaginar semejante locura. No he podido entender cómo se puede tener "sexo del bueno" en un cubículo tan pequeño. No puedo comprenderlo. Pero si te sacas la chorra y casi no cabes. Bueno, depende de la chorra, claro.

El caso es que he estado ahí de pie. Un buen rato. Imaginándomelo. Viendo qué posiciones imposibles se podían hacer en ese pequeño espacio. Ha habido un momento en que me he puesto cachondo. Uno no es de piedra y mi imaginación es desbordante. Me he visualizado allí haciéndolo. Con un hombre. Con una mujer. Con un hombre y con una mujer. He visualizado una orgía. Las mil y una posiciones posibles. Sí, en ese minúsculo espacio. Lo que me parecí imposible en la realidad, se ha hecho presente en mi imaginación. Y para cuando me he dado cuenta el comandante anunciaba que el avión estaba a punto de aterrizar.

Más de media hora he estado en el baño. Al salir las azafatas me miraban. Mi cabeza seguía a lo suyo. Las dos. He imaginado que de repente se me acercaba una de ellas, me cogía de la mano y me llevaba tras las cortinas que separan el pasaje de la cabina del piloto. Me he visto haciendo el amor con ella de manera salvaje. En ese momento entraba otra azafata y se unía a la fiesta. Una locura. Mi mente pasaba de una a otra, hasta que el comandante abría la puerta y al ver la escena decidía participar. Todo eran manos, brazos, lenguas. Un placer para todos los sentidos. Las cortinillas se abrían de golpe y vislumbraba como todo el pasaje, contagiado de nuestros gemidos, había decidido celebrar que estamos vivos. Todos con todos. ¡Dios! El cerebro a veces hace cosas maravillosas.

Estaba en ello cuando ha venido una azafata para despertarme de mis pensamientos. Estaba sólo en el avión. El resto del pasaje ya había bajado y yo, como Chandler Bing, dormía con los ojos abiertos.

He recogido mi equipaje y he bajado con una sonrisa de oreja a oreja, y una erección que no podía ocultar. He salido lo más digno que podía y me he ido a casa. Y es que, como dijo Octavio Paz, "En todo encuentro erótico hay un personaje invisible y siempre activo: la imaginación".


Octavio Paz

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